miércoles, 19 de septiembre de 2007

AUTORETRATO





Bienaventurado aquel que ha logrado estirar lo suficiente el “hilo de plata” para trascender el yo conciente y echarse desde afuera un panorámico vistazo; porque solamente traspasando esa homérica frontera, se desliza del ojo la escama que deforma la opinión de sí mismo, cosa que puede ser sencilla si se posee un alter ego capaz de tomar por asalto la ciudadela donde el ego vive atrincherado y someter al desgraciado a juicio sumario o, cuando menos, a un obsoleto análisis freudiano.


Lo que miro de mí mismo, cuando me calzo de honestidad, no me causa asombro alguno y, la verdad, ninguna descripción que venga de labio ajeno, por crematística que sea, se sale de mi inventario, pues, por propia mano, en alguna parte escrito está: “He viajado por los confines de mi ser interior y he visto lo que hay en mis entrañas”. Sé quien soy, y sé que no necesito encontrarme, sino perderme, hacerme de nuevo en un recycling a ecológica usanza, porque he tenido la fortuna de contemplar con el alma misma los bloques de ilusiones y realidades con que se ha construido mi vida, así como el mortero de “cal y arena”, sinónima argamasa del bien y el mal con que, en hiladas de soga y canto, ha sido colocado en su lugar cada uno de ellos. También he visto las manos que han levantado tan irregular mampostería: en los tramos perfectos, estas han sido divinas, en los maltrechos....!Qué sorpresa¡ Mis manos se reconocen a leguas.


No soy mejor que nadie, y en lo único que soy diferente es en que soy idéntico, y si ha menester pintar mi propio retrato, sin reservas hundiré mis pinceles en sincretismo, eclecticismo y liberalismo......y mi brocha gorda en estúpido romanticismo, que es el ocre color de mi perdición eterna. Habilidosamente bosquejaré a lápiz y esfuminos, a mano alzada y de memoria, la estampa del hombre glotón y vicioso de letras, vino, tabaco, café y amores necios que soy, y le aplicaré un efecto de profundidad a ese lienzo, con una degradación coloreada por esa soledad que, a fuerza de costumbre, hice mi amante desde niño, y que ha permanecido con migo sin importar con quien haya compartido un simple beso, la cama, o la vida.


Y para rematar tan regia obra, nada mejor que un poco de brillo transparente que logre matizar esa idiotez que me permite tomar con cierta ligereza la vida, y hacer, sin miedo, “lo más peligroso de todo, que es vivirla”....... Porque, aunque el mundo se esté cayendo, y la cosas a mi alrededor estén la mar de jodidas, he aprendido a sentir esa vida poro a poro, y a disfrutarla como quien cuenta sus últimos días.


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