miércoles, 19 de septiembre de 2007

MINUTOS DE VIDA





Para sorpresa mía, el invitado de ese día, en el programa matutino de la Infinita FM que solía escuchar regularmente, era amigo mío desde la juventud. Nadie es profeta en su tierra, por lo que, incluso hoy, me parece inverosímil que Jr. Zapata, en cosa de tres décadas haya pasado de “bala perdida” a escritor y conferencista de éxito internacional. Por diversos motivos mi trato con él había pasado de nulo a frecuente en los últimos años; desafiante, directo y confrontativo, mi ojiverde amigo sigue siendo excéntrico, viste estrafalariamente y permanece, todo el tiempo, electrizantemente inquieto.


Pero no es de Jr. Zapata que deseo reflexionar hoy, sino de una nota que, después de escuchar ese programa, escribí en mi agenda del 2005, en uno de los espacios que dedico para apuntar las cosas que aprendo cada día:


“La vida debe ser algo excitante; dormir debe ser, para mí, como lo era cuando niño: interrumpir molestamente la excitación de la vida, y no el alivio momentáneo del agobio diario”.


Días después, tuve la oportunidad de hacerle un par de preguntas a Jr. con respecto a los pensamientos expresados por él en ese programa radial, Su respuestas fueron simples: Estuve a punto de morir por un cáncer de estómago –dijo él-, pero con la ayuda de Dios salí adelante; desde entonces, duermo lo menos posible, suelo acostarme tan tarde como pueda, y me levanto en mitad de la noche para contemplar por largo rato a mi esposa y a mi hija mientras duermen; cada madrugada estoy ansioso por emprender el nuevo día para dedicarme, con pasión, a lo que amo, porque no quiero desperdiciar ni un sólo minuto de esa vida que, no sé por cuanto tiempo, me han prestado.


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