jueves, 20 de septiembre de 2007

INCERTIDUMBRE




Estanzuela, 16 de junio del 2007

Amanece y estoy sentado frente a mi escritorio esperando una llamada que podría no producirse hoy, ni mañana. Parece cosa rutinaria, algo de todos los días, pero no lo es: no estoy en la oficina, ni en mi estudio, sino en la casa que hace más de medio año renté en Estanzuela. El sol brilla radiante y entra por la ventana. Después de una noche de lluvia el cielo se muestra limpio, vestido de un azul intenso, y yo estoy aquí, desvelado, ahogándome en esta incertidumbre: un nuevo giro, de esos que dan vértigo, se vislumbra para mi vida: dejar este lugar y volver a la ciudad capital inmediata e indefinidamente, posponer mis planes, improvisar unos nuevos, adaptarme por enésima vez a las circunstancias emergentes. También podría suceder que tenga que seguir aquí, en esta soledad y tan lejos de los que amo, o que quede libre para emprender lo mío, y creo que a eso es a lo que más le temo, a dejar la estabilidad, a cambiar tan abruptamente.

Anoche no me sentí como ese “Superman” que alguna vez creyó ver, en mí, mi hijo José Rodrigo (Trukis en Libro de Arena”), y en esa llamada que siempre recibo de mi esposa, una vez dicho lo cotidiano, lo dulce y lo rutinario, no pude colgar a la primera: le rogué a Patricia que no se despidiera, que permaneciera al habla por un poquito más de tiempo. Necesitaba su fuerza, necesitaba sentir y creer que, suceda lo que suceda, nada cambiará entre nosotros. Anoche -como si no lo supiera de sobra-, necesitaba confirmar que soy amado y que no estoy a la deriva, solitario en este mar de incertidumbre.

Guatemala, 26 de junio del 2007

Por el momento he sido transferido a ciudad de Guatemala. El futuro próximo sigue siendo incierto. “Toda ansiedad se genera en el futuro. Nuestra mayor preocupación es lo que pueda producirse mañana” -Osho-.


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